Dijeron que soñar no estaba mal...
Y yo imaginé un poema apretado entre los puntos que se abandonan
detrás de una frase
Un desafío al final del día
Una contienda donde el poeta pierde las letras y te encuentra
codiciando las burbujas que se amontonan como pixeles para quitarle su forma
Veintitrés cromosomas se asoman y no son suficientes
Ni con 46 mil puntos podría teñir una idea así...
Tres tristes tigres comen tu cabeza en un ritual ajeno
Y acefálico agradecés al final
Como un sapo que cae al hormiguero y estira la trompa
esperando que las obreras lo mastiquen hasta brotar un príncipe que
rompa con la tierra de la sospecha.
Juan Carlos Carroña
blog: Exceso Exacto
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