Rojo sangre y verde selva
Absurdo como todo lo mío, me embarco en el mar
de la memoria. No me sonrío en el bullicio, solamente me abstengo de lo
quisquilloso de todo esto. Pensar ya no me viene bien. Actuar, sólo por
instinto. Y machacar la conciencia como cascarudos omnipresentes. Te alabo,
gloria exenta de porquerías. Sin embargo, no me almidono con desparpajos.
Suelto el silencio errante, la magia subyacente del pasado. Me embarduno de
incoherencias y no me arrebato en una estrella. No puedo dormir, amor, me
embriagan las esencias. Y cada parte me llama el todo. Y yo no soy más que un
harapo sucio. Pero esta vez ya es demasiado.
Me molesta todo esto porque no se cual es mi papel. Qué debo hacer, a dónde
debo ir, dónde está mi lugar en el escenario. Acaso me esfumo en la penúltima
escena para dar lugar a lo imposible? entre mas matorrales, llenos de escarcha,
de niebla fina y espesa. Y mi amor se diluye o se doblega, pero no se rinde en
su centro.
Sobrar. Por hybris o por pathos. Siento ser en
tu mente una masa amorfa que se desborda de sus límites, como un crecimiento
acelerado que sobrepasa los límites de su figura y excede las pantallas en dos
dimensiones, que cobra cuerpo, color, olor, que se desdibuja y lo invade todo,
lo inunda. Y eso te mata.
Siento que tengo que tomar una decisión extrema ya, pero no. Por favor, dame tu
pequeña paz alada para alejarme de toda la abigarrada nube de pelos y
cicatrices infecundas. De esa esfera infundada de miseria que me sacude
incontinentemente. Y me miente. Y me teme. Ya no soy yo. Pero me niego tanto.
Que ha sobrepasado los límites de lo mismo para irse más allá de lo
reconocible, que ha entablado alianzas con lo irreconciliable y que ha hecho
pactos con lo ineludible, para no nombrarlo. Y vos me ayudas a medias porque
también me acompañás en esta tragedia. Oh querido Jasón, yo no mataré a tus
hijos. Te dejaré el camino libre para añorar sin esperanzas esos que nunca
tuviste. ¿Porqué me enfermo con estas falsedades? Amor y magia, signo y olvido. Soldado de
barbarie. Síntomas desconocidos. Suspenso. Horror. Sonidos.
Perdón!. no soporto el silencio que aúlla. Y en realidad no pertenezco a ningún
lugar. desobligar a la calma no es cosa nuestra, pero si me pierdo, si me
aborrezco en lo inocuo de estas palabras, es que me estoy mintiendo. No
necesito que me contestes con ninguna canción. Ya va a sanar mi corazón. Pero
lo que más necesito es que te alejes un poco más.
Dame la mano.
Sofía Storani (Santo Tomé - Santa Fe)
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